lunes, 16 de noviembre de 2009

Décimo suicidio en France Télécom en lo que va de año

AFP
París.- "Por desgracia, la espiral de suicidios no se ha interrumpido". Los sindicatos de France Télécom han denunciado un nuevo suicidio de un trabajador, el décimo en 2010, justo en la semana que un informe interno revela que aún persiste la presión sobre la plantilla.

Casado y con tres hijos, el suicida, de 44 años, se quitó la vida en su casa en Lille. Para la dirección, este es el noveno suicidio de 2010, todos fuera de la empresa, aunque los sindicatos incluyen la muerte de otro empleado en su año sabático.

Con una plantilla de 102.000 empleados, la operadora gala confirmó 35 suicidios entre 2008 y 2009, cuando la tasa de mortalidad francesa es de 26,4 por cada 100.000 hombres al año.

"Sabemos de la responsabilidad del trabajo" en este último suicidio, denunció el responsable sindical de Sud-PTT. Sin embargo, la dirección asegura que se desconoce "cualquier pista sobre las causas" de la muerte.

Un informe publicado esta semana recoge que las dificultades y el estrés persisten en la compañía, por lo que se reclama un defensor del trabajador y una reforma de la gestión de Recursos Humanos.

La polémica se cierne sobre la adaptación del antiguo monopolio público de France Telecom a una competitiva compañía privada, pues un 65% de su plantilla está compuesta por funcionarios.

Algunos trabajadores han denunciado un estricto control de personal, una presión insoportable para aumentar la productividad y la deshumanización de las relaciones en el trabajo.

martes, 16 de junio de 2009

Pregnofobia

Creo que no exagero si afirmo que el embarazo está perseguido socialmente, existe una “pregnofobia” que se ha ido introduciendo poco a poco a través de los múltiples canales de comunicación social. Papá-Estado, que nos da consejos diariamente sobre cómo tenemos que conducir, comer, medicarnos, educar a nuestros hijos, etc., nos lleva preparando desde hace años unos programas de “planificación familiar” encaminados únicamente a impedir o destruir el embarazo, generando espontáneamente la idea popular de que el embarazo es un mal en sí mismo.Todos los que realizan estas campañas, que afirman cosas como “tronco, yo no corono rollos con bombo”, y otras muchas en esta línea, han nacido y vienen de un “rollo con bombo” que fue acogido y respetado por la sociedad. De hecho, la sociedad humana es un instrumento para preservar la maternidad con todas las garantías de seguridad. Pero esta sociedad va camino de no garantizar la seguridad de sus embarazos, puesto que todo embarazo se observa con recelo.

Desde los poderes públicos nos han adiestrado para clasificar los embarazos en deseados e indeseados. Los primeros tienen especial protección desde los poderes públicos. Pero si el embarazo se convierte en no deseado entonces todo cambia y no debe tener ninguna protección. Este absurdo no pasa desapercibido al hombre de la calle que, como decía Kant -con otras palabras-, no es tonto y sabe perfectamente que la voluntad no es capaz de cambiar la realidad de las cosas, y piensa, lógicamente, que todo embarazo es un mal en sí (a evitar o a eliminar).

Contra este criterio pregnófobo impregnado en nuestra visión del mundo, tenemos que luchar a la hora de explicar en todo ámbito, pero en especial en el ámbito laboral, que el embarazo es bueno para las mujeres, para la sociedad, para la empresa. Porque la empresa no es una asociación de peleles empeñados en enriquecer a un señor que tuvo una idea y arriesgó un capital; la empresa es sociedad, es una asociación de personas dispuestas a generar sociedad generando beneficio, económico, personal, familiar y social.

Si así se concibe la empresa todo cambia. No podemos permitirnos que uno de cada cuatro embarazos termine en despido para la mujer, ni tener leyes para proteger a la mujer que se embaraza si no cambiamos antes la mentalidad de los empresarios y los trabajadores que ven en el embarazo una pérdida económica, puesto que no lo es: un embarazo en una empresa puede hacer perder los cuatro meses de licencia, pero inmediatamente después crece la productividad, aumenta la fidelidad a la corporación, se consolida la autoestima, genera nuevos proyectos ilusionantes, disminuye el estrés y la incertidumbre y genera, si la madre se ve bien tratada, vínculos nuevos y nuevas perspectivas.

Cambiar las ideas empresariales sobre la manera de tratar a los empleados es una labor apasionante, urgente y gratificante, puesto que a los empresarios que tienen que cumplir con cientos de planes de prevención de los riesgos, con la formación, la ecología, el fisco, la igualdad y con no sé cuántas cosas más verán que con evitar el clima pregnófobo y prevenir el posible acoso a la mujer embarazada no sólo se evitan problemas sino que además ganan en credibilidad, confianza y coherencia.

jueves, 2 de abril de 2009

Formación de selectos

Hace veinte años ya del auge de lo que se llamó –impropiamente- la “cultura del pelotazo”. Durante este periodo se produjo el gran despliegue económico de España, que se convirtió en un lugar para enriquecerse rápidamente y atrajo dudoso capital extranjero.
Toda una generación creyó en un espejismo de vida donde el dinero llovía del cielo y se despreció todo aquello que no lo generaba inmediatamente: el saber, la investigación, la ética y otras muchas cosas verdaderamente importantes, pero poco lucrativas, quedaron olvidadas. Era lógico. Si cobrando comisiones, vendiendo y comprando, entablando negocios más o menos turbios se ganaban cifras imposibles de imaginar ¿por qué dedicarse a las cosas que exigen sacrificio?
Los que lideraron aquella generación pensaron que el dinero era lo más importante, y todo giraba a su alrededor: la empresa, la vivienda, las relaciones personales, la política, todo, era cuestión de dinero.
Veinte años de ideas equivocadas no son en balde. De aquella “cultura” nos viene esta crisis, pues esta es una crisis de fondo. Pensaron que un medio era un fin. Y se equivocaron.
Ahora es necesario, si queremos sobrevivir a esta crisis, volver a formar a personas capaces de pensar con rigor y a la vez tener las habilidades necesarias para ponerse al frente de equipos humanos. Es el momento en el que los mejores tienen que asumir responsabilidades para llevar sus vidas y sus empresas hacia el verdadero triunfo.
En palabras del padre Ayala “las obras y los pueblos son lo que sus gobernantes: si éstos son aptos, aquellos prosperaran; si éstos son ineptos se hundirán” (Formación de selectos, HO, Madrid 2008, p.17). Por ello urge formar a los aptos en el gobierno de las empresas humanas, los líderes de mañana, que se están formando ahora mismo, y necesitan una formación ética especial, además conocer técnicas de dirección y de excelencia personal.
Por ello se ideó, hace ya cuatro años, el Programa de Liderazgo de la Universidad CEU San Pablo, dirigido desde el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala. En él profesionales de diversos sectores enseñan a los alumnos lo que supone ejercer un liderazgo responsable y capaz de llevar al logro de grandes objetivos a los equipos humanos que dirijan.
Este programa se inscribe en “Título propio en liderazgo y habilidades profesionales y humanísticas”, que pueden hacer, compaginado con su carrera, todos los alumnos de la Universidad, independientemente de lo que estudien.


Publicado en Alba 28/03/2009