jueves, 10 de febrero de 2011

10 estrategias de manipulación docente (1)

1. La estrategia de la distracción

Consiste en poner los medios para que el alumno no reflexione sobre los grandes asuntos. Usado adecuadamente se puede lograr el gran objetivo de la educación: el llevar una vida pacata y triste. La técnica que podemos emplear consiste principalmente en desviar su atención de lo importante y centrarla en lo accesorio, en lo facil, en lo espontáneo.

Evitar a toda costa la virtud de la atención es lo que se conoce como aprendizaje activo opuesto, evidentemente, al pasivo que consiste precisamente en el fomento de la capacidad de escuchar, de meditar, de reflexionar unas explicaciones sobre el mundo.
Se dice que el alumno debe actuar... no debe pensar. El aprendizaje ya no es por asimilación de los conocimientos que hay en los libros o en las lecciones, sino por experiencia, por descubrimiento. Da la impresión de que el aprendizaje heterónomo (el profesor enseña, el alumno aprende) es menos libre que el aprendizaje autónomo (el alumno aprende solo, el profesor es un guía). Pero la realidad es que el aprendizaje por descubrimiento, activo, es una forma de manipulación porque aleja al alumno de las grandes cuestiones y se queda con las más vulgares, las que él mismo puede aprender solo.

Para manipular adecuadamente hay que centrar la atención en lo in-mediato (en el Conocimiento del medio, v.g.), y distraer su atención del sentido de la vida, de Dios, de la verdad, del bien y belleza... y hacerle recortar, leer, estudiar informaciones insignificantes de la prensa diaria o de libros de texto llenos de imágenes, gráficos y colores, hay que ponerles vídeos, y anuncios.
Una buena herramienta para este tipo de manipulación es el uso abusivo de las pizarras electrónicas, los ordenadores en clase (un ordenador para cada alumno) y el aprendizaje a través de juegos informáticos en los que el alumno está atento, pero él no pone de su parte para mantener la atención, sino que es la máquina la que marca los tiempos.
Otra herramienta adecuada consiste en escribirles cuentos y novelas adaptados. Cuentos que hablen de chicas y chicos de su edad que se inician en el mundo como ellos... Y alejarles de los ingeniosos hidalgos o las juanas de arco, que les cogen muy lejos (en el pensamiento) y pueden confundirles: el objetivo es presentar la vida como lo que aparece, es decir, como un estúpido ir y venir, crecer y morirse (y entre tanto producir, comprar y votar).

Alejar al alumno de los verdaderos problemas del mundo del espíritu y -en su lugar- plantearles superficialmente problemas sociales, alejados, geográfica y mentalmente. Quizá para saciar las ansias de grandeza de alguno.

Mantener al alumno constantemente ocupado sin ningún tiempo para pensar, llenando su tiempo de actividades escolares extraescolares y televisivas.
En los lapsos de tiempo, cuando no es posible recortar algo o ver la tele, se deben colocar altavoces en las orejas de los niños para que piensen lo que las letras de las canciones les sugieran, cada cinco segundos un tema distinto de pensamiento, muy-muy cercano al adolescente (amor, amigos, drogas, etc.). Con esto se previene la aparición repentina de algún atisbo de argumento que furtivamente aparezca en su mente.

[Simone Weil tiene una obrita (A la espera de Dios (1942)) con un artículo dedicado al fomento de la oración en los estudios escolares que aclarará la cosa a quien pueda comprenderlo]

No hay comentarios:

Publicar un comentario