miércoles, 13 de junio de 2012

Sois todos muy majos

Es muy fácil hacer frases sobre una generación, un país o una raza, pero es una forma de falsear la realidad. Porque una cosa es que se detecten tendencias, modas, vigencias, en generaciones, razas, pueblos, y otra distinta es que se pueda etiquetar a una gran cantidad de población con un vicio o una virtud a partir de unos pocos ejemplares.

Pero inconscientemente manipulamos. Inconscientemente identificamos a toda una raza, o un país, o una generación con lo bueno o lo malo que percibimos en algunos de esos miembros. Ejemplos en el lenguaje diario hay mil: "los chinos son trabajadores", "las rumanas limpian muy bien", "los jóvenes están hartos de los políticos", "la derecha/izquierda es mentirosa".

Chinos hay 1.000.000.000, por lo menos, y aquí en España unos 100.000, puedes conocer a unos 100 y de lejos, vamos que nunca has hablado más que con uno o dos y sin embargo colocas un adjetivo que aplicas a mil millones de personas. No digamos con las rumanas o los jóvenes.

A esto se llama (o lo llamo yo) universalización ilegítima, que consiste en hacer pasar por ley una mera conjetura que no alcanza ni el rango de hipótesis de trabajo, porque ni siquiera quiere ser probada ni contrastada. Es una hipótesis precientífica, ancestral, de pueblo, intrahistórica. Se utiliza para llenar un vacío de conocimiento, o para mover al odio o al amor hacia un grupo determinado a un auditorio. Adquiere el carácter pseudocientífico del refrán, el dicho, el prejuicio asentado, etc. Y a todo el mundo le da igual cuando se trata de hacer la pelota a un gran número de personas:

- "Los jóvenes son muy inteligentes"
- "Las mujeres pueden hacer dos o tres cosas a la vez"
- "Esta es la generación más preparada de la historia"

Es evidente que los jóvenes, como los niños, maduros o los viejos, son unos muy inteligentes y otros muy estúpidos. Primando la mediocridad, a la que estadísticamente está condenado el ser humano desde que comió la manzana.


Ahora bien, hay una universalización  legítima que consiste en encontrar caracteres propios y universales del ser humano en cuanto tal (la inteligencia, por ejemplo) y de cada época, clase, raza, sexo, cultura. Son muy pocos, pero necesarios para identificar las épocas, razas, sexos, culturas desde el punto de vista de las ideas, es decir, más allá de lo morfológico.

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