lunes, 27 de agosto de 2012

Ruth/José y el aborto: nada que ver

 
Nada tiene que ver lo de Ruth y José y el aborto. Que no se escandalice nadie, que no voy a comparar la muerte de un millón de pre-españoles en manos de sus madres con la de dos españoles ya nacidos en manos de su padre, o de quien haya sido, en caso de no haber sido él.
 
Se me hiela la sangre al ver la cara de esos padres, esas madres, que son capaces de matar a sus hijos. Cuando sale un caso busco en el rostro un rasgo lombrosiano que me dé razones. No puede haber un motivo para hacer que tu hijo deje de respirar y se le pare el corazón, y deje de crecer. Para siempre. No puede haber motivo, debe ser algo aleatorio, casual. Y lo digo en serio, por ejemplo, entendería a una madre que mata por mantener vivo a un hijo, o que muere por él, pero no entiendo al infanticida, no es razonable.
 
Creo que es un misterio insondable ¿cuántos seres humanos, de esos que hay por el mundo, son capaces de hacer una cosa así? Porque no creo que sea cosa aislada, si cada verano van pasando casos y casos. Quizá vaya con la humanidad y por eso afloran de la intrahistoria esas ansias exterminadoras (¡que le maten!, ¡Que le quemen! ¡Pena de muerte!, ¡etc.!), porque quizá mañana el/la que más grita es capaz de matar a sus hijos por una herencia, una malformación o por una depresión mal curada. O quizá en el pasado lo hizo, y quiere que maten a Bretón para librarse de su culpa.
 
Pero ¿por qué con los niños? ¿Por qué esta sociedad en crisis la toma con los más pequeños? No sé donde escribí que si la sociedad no servía para cuidar y valorar a la infancia, es decir, a los más débiles, era una sociedad fracasada, digna de ser aniquilada. Y vamos camino de eso: nos cebamos con los más débiles: con los viejos y con los niños. Y eso es muy malo. Porque lo único que da legitimidad al Occidente cristiano es precisamente la protección de los más débiles. Verdadera diferencia con el resto de las culturas...
 
Entonces nuestra civilización. Nuestra libertad cristiana, nuestro sistema de derechos humanos, nuestra ciencia y nuestra técnica... etc., que servían para la protección mutua y social no sirven para nada. Y si esto es así nuestra legitimidad es ilegítima.

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