lunes, 3 de diciembre de 2012

Iesu Communio

En un pequeño pueblo de Burgos está sucediendo algo que es mucho más importante que las grandes noticias sobre las crisis, el jueguecito de los nacionalistas y toda la sarta de tonterías con las que nos mantienen entretenidos los medios de comunicación.
 
Las grandes revoluciones parecen no importar a nadie cuando sucenden. Ahora que entramos en adviento es fácil la comparación con el nacimiento de Jesús en Belén: algo que pasó inadvertido y que sin embargo modificó toda la historia posterior. Seguro que escandalizaría a cualquiera que oyese que es más importante el nacimiento de ese niño que la dominación romana de Israel, la peste, las hambrunas del momento o cualquier problema humano.
 
Cuando Newton descubría la gravitación universal en un sótano de Woolsthorpe nadie se enteraba. Cuando Cervantes ideaba su Quijote, modificando para siempre la forma de escribir y hasta de pensar de Europa, cuando Kant en Köningsberg sentaba las bases de la separación absurda entre razón y corazón... o Nietzsche en Sils María delineaba las líneas de la nueva filosofía para el nuevo orden "postcristiano".
 
Pues en La Aguilera, Burgos, en el Monasterio de San Pedro Regalado, un grupo de chicas jóvenes están renovando el carisma de la vida consagrada, y por tanto, de la vida religiosa. O lo que es lo mismo, de la Iglesia y de la sociedad.
 
Sé que se piensa, desde dentro y desde fuera de la Iglesia, que no es para tanto, que ya no pasa nada. Que pase lo que pase nunca pasa nada porque algunos piensan que estamos ya en el fin de la historia. Pero no es cierto. Estamos en época de cambios y de renovaciones.
 
Y habrá quien piense que no es para tanto porque su grupo (secta, parte, sección, clase, etc.) de la Iglesia lleva años intentándolo y no pasa nada. Pero sí pasa porque esto no es un movimiento de grupo, es un movimiento interno de Iglesia, de vuelta a los orígenes de la experiencia amorosa y estética de la fe.
 
En filosofía, durante el siglo XX había que "volver a las cosas mismas"; ahora que ya estamos, demasiado, en las cosas, tenemos que volver a la experiencia, al goce, al saboreo de la verdad, y de la belleza, y de la bondad.
 
La filosofía del siglo XXI, hace experiencia el pensamiento. El razonamiento debe masticarse y vivirse experiencialmente. Sólo así podrá ponerse, de nuevo, la historia en funcionamiento.

1 comentario:

  1. Que alegria ver a estas santas tan Enamoradas del Señor, ánimo hermanas vosoras hareis cambiar el mundo, yo estoy con vosotras. Todo ser debe amar al Señor como vosotras, yo procuro hacerlo todos los dias,yo espero saber mi vocacion, pero eso hay que dejarse llevar por el Señor y con el paso del tiempo todo se rebelará. Animo que Dios os bendiga. Una abrazo

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