jueves, 26 de diciembre de 2013

Las sectas y los pesados

La foto, de Estrella Digital, muestra a una sectaria guapa, rara avis, para atraer la vista del lector

Siempre he pensado que las sectas y los grupitos sectarios son un buen invento, de lo contrario sufriríamos un enjambre de pesados sin rumbo y sin tino. Al menos así canalizan la energía (¡ohh! ¡la energía!) e imprimen una dirección en sus vidas.... y así les vemos venir, y nos apartamos.

Es bueno que existan, alguien tiene que canalizar las teorías conspiratorias, y explicarnos que los hombres no llegaron a la luna, que las Torres Gemelas las tiraron los judíos y que a Kenedy lo mataron los de la CIA. Una legión de ufólogos, astrólogos, numerólogos y demás conocedores de naderías son necesarios para una sociedad que no quiere saber nada; y necesita de naturópatas, homeópatas, patólogos de gente sana. 

Pero no voy a entrar en esas estupideces (me perdonarán los estúpidos). Quiero escribir sobre algo más complejo y serio, sobre la pérdida de realidad que producen las sectas. Digo pérdida de realidad porque el ser humano es capaz de renunciar a crear su realidad para percibir una realidad creada por otro ser humano, lo cual, pese a estar muy acostumbrados es una aberración.

La secta actúa de manera totalitaria y convierte a la persona en un ser que solo ve con claridad "La Idea" central de la secta, convirtiéndose ésta en el centro de su vida, de sus pensamientos. Realmente es una manía obsesivo compulsiva comunitaria que anula a la persona y la destruye por completo aunque algunas sectas contemporáneas han logrado simular la personalidad en sus miembros, con relativo éxito y lograr el deseo de todo sectario: pasar por normal, hacer creer que las ideas de la secta son propias, etc.

Realmente es como un enamoramiento, es decir, con este trastorno obsesivo, que en circunstancias normales pasa pronto, pero que en casos extremos o patológicos puede durar algunos meses e incluso años. No es casual que muchas, por no decir todas, sectas usan esta edad del enamoramiento y esta capacidad del ser humano para "caer" en el amor, para colocar a La idea en el centro de la vida de los incautos jóvenes. En todo caso hay que distinguir el enamoramiento, ese estado de enajenación mental pasajero, del amor, que es otra cosa. 

Pero no nos desviemos del tema ¿Cómo sucede esto? Es decir ¿Qué mecanismos hacen que una persona inteligente renuncie a pensar, proyectar y querer autónomamente para hacerlo como un grupo? Yo diría que no quiere, que es seducido a ello. De hecho se inicia con una acción deliberada de proselitismo, veamos las fases:

  • Primero aparece La Idea en su cabeza (en realidad no "aparece", es inducida por la Secta, pero da la impresión de que ha aparecido sola o que es una "vocación"). 
  • Después La Idea empieza a tomar forma, a crecer, a ocupar progresivamente espacio en su mente, parece que cobra vida sola y se inicia una lucha contra el propio yo, que tiene gustos, ideas, formas de ver la realidad propias, y las tiene que abandonar para encontrarse con gustos, ideas y formas de ver la realidad propios de la Secta.
  • Una vez vencido el "hombre viejo" comienza la incursión en La Secta, es decir,la parte positiva, que consiste en reelaborar todas las categorías nuevamente hasta dar con el ser nuevo, el "hombre nuevo". 
  • Entonces ya todo es un vivir así, un reafirmarse, La Secta le da todo lo que necesita (para vivir, excepto un "yo", que pertenece al "hombre viejo") y con su yo comunitario, lo pasa en grande, sin pensar más en él mismo, con mil actividades para no pensar, con una familia grande, con miles de amigos nuevos y una tarea, dirección, destino.


Y es aquí donde quería llegar ¿cómo es que las personas que buscan la Verdad, a la Salud, a la Justicia, a la Naturaleza, etc. se dejen embaucar en sectas que colocan estos grandes conceptos en el centro?

La respuesta no es fácil: realmente lo que han hecho con su vida es colocar en el centro a algo que no lo es, que no lo puede ser. Por ejemplo, la salud. La salud no está mal, está bien, es necesaria, pero la salud es necesaria solo para hacer el Bien. Es un medio. Y no siempre es bueno estar saludable. Si enfocamos nuestra vida a la salud sin más, enfermamos.

O la figura y la dieta y el peso ideal; estar gordo puede ser un impedimento para muchas cosas (para muchas otras no), pero no es la clave de la vida. No se está delgado porque sí, sino para algo: para subir a las montañas, para no cansarse, para no ser "el gordo" del grupo, por ejemplo. Pero gordura y delgadez son términos relativos y no mejores necesariamente uno que otro (es decir, que en ocasiones es bueno estar gordo). En todo caso es bueno estar gordo o delgado si ello nos lleva al bien.

La religión a veces es también objeto de sectarismo (incluso la verdadera religión se falsifica) cuando cosifica a Dios. Por ejemplo cuando uno se olvida que lo importante de la religión no está en este mundo, que la religión es un medio para la salvación y no un fin en sí misma. 

Hay mucho ateo rezador que enfoca su vida a estar cerca de las iglesias y los curas y que dan un sentido sociopolítico a la religión y, a la hora de la verdad, Dios ni les afecta, porque no les mejora nada de nada y son exactamente lo mismo que los que no se pegan tanto a las iglesias. Es esto ateísmo práctico, porque cantan en el coro pero no cantan a Dios.

Algo estarán haciendo mal si después de tanto tiempo invertido en estar cerca del Bien siguen siendo "ingratos, volubles, disimulados, huidores de peligros y ansiosos de ganancias" y traidores. Y lo que pasa es que no están cerca de Dios, sino de La Idea de La Secta en cuestión, que no tiene por qué tener nombre y fundador, puede ser simplemente una Secta Doméstica.

Esta Idea falsa de Dios es la que se puede dominar con la que se pueden hacer tratos de tú a tú y hace milagros increíbles -como encontrar sitio para aparcar en el centro de Madrid en plena Navidad, eso sí, a cambio de dos avemarías-. Y además una gran corte celestial compuesta de santos ad hoc, ayuda a Dios en la tarea de hacer mejor la vida a la persona que pide un aprobado, un gol de su equipo o que le den un cargo.

La religión verdadera, es decir, la Católica cuando se toma en serio, es una manera de acercarse al Bien, no es una manera de dejar(se) vivir por un bien particular, por La Idea de Dios que haya tenido algún iluminado creador de sectas de éxito (por sus frutos los conoceréis, mostrando los miles de seguidores). La verdadera religión no cree en los objetos numinosos ni cree que pueda uno con sus hazañas doblegar la voluntad de Dios. 

Y si esto lo hace la religión verdadera, no digamos lo que pasa en el ámbito enrarecido de las religiones falsas (que las hay, aunque el clima de relativismo nos impida decir estas cosas), esas religiones que nacen de la iluminación de un profeta en alguna parte del globo y que son interpretadas por cualquiera que pasa por ahí. 

Esas religiones que si colocan su sede o templo en una calle, barrio o país ya ningún "pagano" puede estar en paz, tranquilo, a lo suyo, sin que se encuentre con algún miembro de La Secta que le quiera matar, vender algo, o contar sé qué historia basada en no sé qué libro que no sé qué profeta oyó... 

En definitiva, el gran problema de estos tiempos: tomar los medios como fines. Instrumentalizar los fines y creer que las cosas se consiguen sin implicación, con recetas.

Y un consejo gratis: vigilar si el estar pegado a las cosas grandes nos hace grandes o no.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Feliz Navidad ¿virtual o real?


El término virtual viene a ser lo que tiene virtud para producir un efecto, que parece real, pero no lo es, o más exactamente, no lo es del todo, necesita de otros para ser perfectamente real.

La realidad no es lo que vemos, ni siquiera es lo que podemos ver de algún modo, aunque no lo podamos ver ahora. Tampoco es lo que podemos medir, lo que impresiona nuestros aparatos de medida, etc. No, eso no es la realidad, es una parte de la misma. 

La realidad es más de lo que aparece. La realidad está más allá de las cosas que vemos, éstas nos indican qué es la realidad, apuntan a ella, pero si no aprendemos a ver más allá de las cosas aparentes no veremos nada.  Es como estar presente en un cine, pero sin enterarnos de qué va la película. 

Ver: ésa es la clave, experimentar de verdad la realidad es lo que nos da sentido, por ejemplo en este cuadro de EL Greco hay tres realidades sin las cuales no se entiende nada de nada. Sin la realidad empírea, celeste, no hay cuadro, o el cuadro sería una escena costumbrista sin importancia. 

Recortar el cuadro en busca de "lo esencial" equivale a quitarle realidad al hecho histórico, porque la "gracia" del cuadro, la gracia de lo que pasó en Belén, es decir, la realidad que muestra no es otra que la encarnación del hijo de Dios, por eso el cuadro no se puede romper sin romper la realidad, no se debe obviar lo que pasa en el cielo, porque sin ello lo que pasa por aquí no tiene importancia. 

Lo importe del cuadro está arriba y abajo, no en el centro. Hay que saber mirar. Arriba tenemos dos ángeles que se parecen un poco a los pastores: 



Y debajo está casi lo más importante: el pastor arrodillado, porque si en el cielo hay fiesta y se baila y en la Tierra a nadie le importa, y nadie se entera, pues no sería muy de recibo. Tampoco lo sería estar como si nada hubiese pasado y sí.


Así que el cuadro es completo y muestra la realidad auténtica: el hombre de rodillas, los ángeles cantando y haciendo cantar a todos para darles una realidad que no tendrían.

La realidad del portal de Belén solo se explica en estos tres planos, como la realidad de cada uno. Eso sí cada uno, quod naturam non dat, ve lo que puede.

En definitiva: felíz Navidad

jueves, 12 de diciembre de 2013

Texto de López Quintás y 9º Sinfonía

La música nos hace más inteligentes

Alfonso López Quintás 
Miembro de L´Académie Internationale de l´Art (Suiza) y de la Real Academia española de Ciencias Morales y Políticas

El Auditorio Nacional de Música de Madrid acaba de estallar de emoción al oír a la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar. Tal emoción se centuplica al saber que esta orquesta juvenil es fruto de un proyecto formativo iniciado por José Antonio Abreu en Venezuela hace unos treinta años, con el fin de introducir activamente en la mejor música a niños y jóvenes de todos los ámbitos de la nación, sobre todo los más necesitados. Hoy moviliza a unos 265.000 niños y jóvenes a través de un sistema de orquestas (más de 90 de niños, más de 130 de jóvenes, más de 30 de adultos). Según el maestro Abreu, “la música es prácticamente el único camino hacia la dignidad social para los niños con los que trabajamos. La pobreza significa soledad, tristeza, anonimato, y una orquesta significa alegría, motivación, trabajo en equipo, aspiración al éxito”.  

Al ver la máxima concentración de estos jóvenes al interpretar dos cumbres de la  música sinfónica y luego desbordar de alegría al regalarnos el Mambo de Leonard Berstein,  comprendí el entusiasmo de Claudio Abbado y Plácido Domingo ante este proyecto estético,  que constituye todo un fenómeno social digno de estudio. Como ejemplo de método educativo  se lo propuso Abbado recientemente al mismísimo Gobierno italiano.  

No me extraña este fulgurante éxito pedagógico, porque la música tiene un alcance  inmensamente mayor de lo que suele pensarse, incluso entre los mejores melómanos. Se cuenta  que el gran violoncelista, compositor y director de orquesta Pablo Casals indicó poco antes de  morir que “la Humanidad todavía no sabe lo que tiene al contar con ese don supremo que es la  música”. Durante años me ocupé de descifrar el sentido enigmático de tal afirmación. El fruto  de este esfuerzo es el reciente libro Estética musical. Su propósito es dejar patente que la  música, además de suscitar inmensas gratificaciones estéticas, es una fuente inagotable de  formación humana, equilibrio interior, modelación de los sentimientos... Quisiera, con cuatro  trazos, dejar vislumbrar la fecundidad de este arte inigualable.    

La música hace más inteligentes a quienes la viven de forma creativa, pues los insta constantemente a pasar más allá de las impresiones inmediatas, superando con ello la miopía  intelectual; percibir al mismo tiempo diversos contenidos, superando de este modo la  unilateralidad en el percibir y pensar; profundizar en el sentido de lo que se percibe a lo largo  y a lo ancho, superando de esta forma la superficialidad en el pensar. La música nos permite  desarrollar a la vez las siete capacidades de nuestra inteligencia (Howard Gardner).    



Al advertir cómo los estilos musicales, una vez logrado su pleno desarrollo, colaboran  eficazmente a crear nuevos estilos, aprendemos a “vivir históricamente”, es decir, a recibir  posibilidades creativas de nuestro pasado histórico, crear otras nuevas en el presente y  transmitirlas a las generaciones más jóvenes. La experiencia musical debe vincular entre sí los  siete niveles de realidad que implica cada obra valiosa. Con ello nos enseña el difícil y  necesario arte de integrar (unir fecundamente) los diversos aspectos de la vida: sentidos e  inteligencia, cuerpo y espíritu, elementos expresivos y elementos expresantes... 

A través de la actividad de interpretación –o de audición activa-, la música nos eleva al nivel de la creatividad, nos sumerge en la dinámica del juego artístico –que es un acontecimiento creador- y, de esta forma nos permite descubrir que la libertad y la obediencia a un cauce o norma no se oponen, contra lo que suele pensarse; se potencian y enriquecen mutuamente, haciéndonos así posible lograr una auténtica libertad creativa, que es la verdadera libertad humana. La experiencia del canto polifónico nos da ocasión de sentir, asimismo, que la independencia no es contraria a la solidaridad. Los cantores son del todo independientes y, a la vez, solidarios: prestan suma atención a los demás y atemperan el volumen de su voz, el tempo, el espíritu de la interpretación... 

 Al ser toda ella relación, la música nos hace tocar fondo –por así decir- en el enigma de la realidad, que se asienta toda ella en diversos tipos de relaciones, como nos revela hoy la Física de las partículas elementales. “La materia –escribe el físico canadiense Henri Prat- no es más que energía dotada de ´forma´, informada; es energía que ha adquirido una estructura”, y toda estructura es una interrelación. Todo el universo, en sus diversos estratos, se asienta en el poder de las relaciones, tanto en el mundo inanimado como en el animado: el vegetal, el animal, el humano. 

 El gran director de orquesta Leopoldo Stokowki indica que la música nos transporta a mundos de ensueño, desconectados de nuestra vida real. “Es imposible –escribe- describir esto con palabras; sin embargo, todos hemos sentido el haber sido llevados mediante el mágico poder de la música lejos de este mundo, hacia estados de emoción de irresistible poder y misterio, completamente desconectados de nuestra vida real, a veces temerosos, otras con una visión extática de la belleza, en una tierra de ensueño que jamás olvidaremos…”[1] Esto es cierto, en un aspecto, pero no lo es menos que la música nos ayuda a superar los estadios más banales de nuestra vida cotidiana y elevarnos con toda lucidez y precisión a niveles de realización personal muy lograda. La música nos ayuda a incrementar la madurez personal: la capacidad de pensar con amplitud y profundidad, ser creativos incluso en las actividades más sencillas, promover una auténtica “cultura del corazón”, ejercitar una forma de libertad creativa. Todo ello resalta al analizar las grandes obras musicales.

 El Don Giovanni y La flauta mágica de Mozart son bellísimos, nos distraen y confortan inmensamente. Pero no se reducen a eso: nos transmiten el mensaje de que el amor humano auténtico se destruye si lo entendemos como una forma de dominio sobre los demás y, en cambio, logra todo su poder constructivo y conmovedor si lo sometemos a un período de purificación. Las famosas pruebas a que son sometidos los jóvenes Tamino y Pamina no persiguen, en el fondo, sino dar el salto esforzado del nivel 1 al nivel 2, el nivel de la creatividad y del encuentro, posibles sólo a quien adopta ante los demás una actitud de generosidad, confianza, fidelidad, comunicación veraz y afectuosa, cordialidad, participación en actividades bondadosas... Esto explica el entusiasmo de quienes han analizado esas obras. Recordemos un texto del gran Peter Ilich Tchaikowski: “A Mozart no sólo le quiero; lo adoro. Para mí, el ´Don Giovanni´ es la ópera más fantástica que hay... Oiga las óperas de Mozart, dos o tres de sus sinfonías, el Requiem, los seis cuartetos dedicados a Haydn y el Quinteto de cuerdas en sol menor. ¿No siente usted el hechizo? Su música de cámara encanta por su pureza y la gracia de la forma, así como por la asombrosa y rara belleza de las voces; pero de vez en cuando se encuentran pasajes que hacen derramar lágrimas. Sólo quisiera aludir al Adagio del Quinteto en sol menor. Todavía nadie ha sabido expresar en música tan bellamente el dolor humilde y desvalido” [2]

La Novena Sinfonía de Beethoven nos eleva a una cota de sublimidad estética, pero, al mismo tiempo, nos hace sentir la emoción sobrecogedora que suscita en nosotros la experiencia de la solidaridad de los hombres entre sí y de todos con el Creador, “el Padre amoroso que habita por encima de la bóveda celeste”, como dice la Oda de Friedrich Schiller. Por eso las tres obras citadas constituyen un bien de la Humanidad. 

Se comprende la honda satisfacción del maestro Abreu –músico, economista y ex ministro de Cultura- al contemplar ahora su gran obra y exclamar con la mayor convicción: “Estamos ante una revolución triple: pedagógica, social y artística, porque este proyecto ha logrado trascender las barreras sociales. Con la música, los niños aprenden solidaridad”. 


Notas
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[1] Música para todos nosotros, Espasa-Calpe, Madrid 1954, p. 234. 
[2] Cf. Ena von Baer (ed.): Teuere Freudin, Werner Dausien, Hanau 1964, p. 155.


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Y dicho esto, les dejo la banda sonora de la globalización católica. 

Oh freunde nicht diese töne! 





O Freunde, nicht diese Töne!
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,
und freudenvollere.
Freude! Freude!
¡Oh amigos, no estas notas!
entonemos otras más agradables
y llenas de alegría
¡Alegría! Alegría!
Freude, schöner Götterfunken
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.
Alegría, bella chispa divina,
Hija del Elíseo,
penetramos ardientes de embriaguez,
¡Oh celeste! en tu santuario
Tus encantos atan los lazos
que la rígida moda rompiera;
Y Todos los hombres serán hermanos,
bajo tus alas bienhechoras.
Wem der große Wurf gelungen,
Eines Freundes Freund zu sein;
Wer ein holdes Weib errungen,
Mische seinen Jubel ein!
Ja, wer auch nur eine Seele
Sein nennt auf dem Erdenrund!
Und wer's nie gekonnt, der stehle
Weinend sich aus diesem Bund!
Quién logro el golpe de suerte
De ser el amigo de un amigo;
Quién ha conquistado una noble mujer,
Que una su júbilo al nuestro!
¡Sí, que venga aquel que en la tierra
pueda llamar suya siquiera un alma!
Y quien jamás lo ha podido,
¡Que se aparte llorando de nuestro grupo!.
Freude trinken alle Wesen
An den Brüsten der Natur;
Alle Guten, alle Bösen
Folgen ihrer Rosenspur.
Küße gab sie uns und Reben,
Einen Freund, geprüft im Tod;
Wollust ward dem Wurm gegeben,
Und der Cherub steht vor Gott.
Vor Gott!
Se derrama la Alegría para los seres
por todos los senos de la Naturaleza;
Todos los buenos, todos los malos,
Siguen su camino de rosas.
Ella nos dio los besos y la vid,
Y un amigo, probado hasta en la muerte;
Al gusanillo fue dada la voluptuosidad,
Y el querubín está ante Dios.
Ante dios!
Froh, wie seine Sonnen fliegen
Durch des Himmels prächt'gen Plan,
Laufet, Brüder, eure Bahn,
Freudig, wie ein Held zum Siegen.
Alegres, como vuelan Sus soles
A través de la espléndida bóveda celeste,
Corred, hermanos, seguid vuestra ruta,
Alegres, como el héroe hacia la victoria.
Seid umschlungen, Millionen!
Diesen Kuß der ganzen Welt!
Brüder, über'm Sternenzelt
Muss ein lieber Vater wohnen.
Ihr stürzt nieder, Millionen?
Ahnest du den Schöpfer, Welt?
Such' ihn über'm Sternenzelt!
Über Sternen muss er wohnen.
¡Abrazaos, Millones de seres!.
Este beso para el Mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
Habita un Padre Amante.
¿Os prosternaís, Millones de seres?
¡Mundo, presientes al Creador?
Búscalo por encima de las Estrellas!
Allí debe estar su Morada!.




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lunes, 9 de diciembre de 2013

Nazismo y comunismo




Si la filosofía política no vale para demostrar la conexión ideológica entre los dos totalitarismos socialistas y criminales del siglo XX, quizá sirva la historia gráfica.

A mi me valdría con que me mostrasen la raíz antipersona de los dos sistemas, o el descubrimiento de que en una sociedad sin Dios es el Estado el que ocupa el lugar de Dios, el lugar del absoluto al que todo se debe doblegar. Me bastaría con ver que detrás de todas las dictaduras destructivas está el odio a la naturaleza humana actual (la única real) y el engaño colectivo con una conquista de una naturaleza humana futura, irrealizable... El paralelismo es total: la intromisión en la vida privada, la sacralización del Estado, que monopoliza rápidamente la belleza, la verdad y la bondad, la confusión entre los medios y los fines, la mecanización y burocratización de la muerte, el culto al representante del representante del Estado, etc. etc.  

Digo que si con esto no vale quizá haya que ver algunos documentales, ya que es bueno mostrar las cosas de manera sencilla, aunque recomiendo al vídeovidente que intente hacer el juego de identificar qué cadáveres son de unos y cuáles de otros. 

Propongo, pues, estos vídeos del Canal Historia, por gentileza del profesor Domingo González Hernández, y una referencia al enciclopédico y mítico Libro Negro del Comunismo, que es bastante completo aunque faltan por escribir algunos apéndices con los crímenes de los dictadores socialistas vivos: los monarcas absolutos Castro II y Maduro I; y los exóticos Xi Jinping, Obiang Ngema y Truong Tan Sang.





http://www.edicionesb.com/catalogo/libro/el-libro-negro-del-comunismo_1306.html


En la foto los últimos comunistas españoles

jueves, 5 de diciembre de 2013

La ciencia, la verdad, la manipulación

Fotografía tomada del excelente Blog "Los papeles de Don Cógito"



Una persona me preguntaba sobre la validez de mi discurso sobre Dios... pero en realidad no era una pregunta, era la etesia queja del materialismo decimonónico ambiente, que viene a la Universidad a negar todo discurso racional amparándose en que solo el discurso científico es racional y objetivo y -sin embargo- el discurso filosófico es pura opinión. Da la impresión de que igual lo que diga, de que estamos en un debate de La Tele, puesto que cualquier razón va a ser opuesta a otra razón sin afán de verdad, y todo pretende ser relativo. No hay forma de buscar la verdad -dicen- pero ellos tienen un elenco de verdades que guardan bajo la manga. 

Iba a hacer una entrada llena de textos de Popper (el mismo Popper que tanta gracia hacía a mis alumnos de Bachillerato), de Kuhn y de Lakatos; un discurso sobre la provisionalidad de los saberes científicos y el carácter fragmentario de las ciencias positivas, o sobre las limitaciones y los aciertos del método, etc. Pero me remito a los apuntes y a artículos pasados.

Todo lo que pueda decir sobre ello ya está ya escrito y no es bueno escribir sobre lo que ya se ha dicho. Nadie que haya pensado un poco sobre el tema, o que haya leído, lo discute. La ciencia del siglo XX abandonó la búsqueda de ideas absolutas y ya no queda ningún científico que crea que lo que hace es descubrir es la verdad. Los científicos saben que la realidad es más amplia que lo que ellos estudian y que es imposible controlar todas las variables, y suponiendo que en un sistema acotado se controlen absolutamente todas las posibilidades de cambio, siempre el conocimiento será relativo a los paradigmas y a las teorías generales. En todo caso, aunque fuese así, la ciencia sólo dice cómo funciona el mundo, y renunció a describirlo en tiempos de la revolución de la cuántica.

Si hubiese un científico hoy que pensase realmente que la verdad de la ciencia es absoluta e indiscutible, podría afirmar sin lugar a dudas que una persona con con la ὕϐρις inflada que no puede llegar muy lejos en ninguna disciplina. Simplemente porque si alguien que está realizando una actividad no se preocupa de estudiar las normas de esa actividad, en este caso la epistemología, no será nunca bueno en lo suyo. Ojo, que esto no es malo, no es malo que haya científicos sin pretensiones, lo malo es serlo y a la vez creerse un "científico" que conoce la verdad... y no ser más que un titulado de ciencias, repetidor de experimentos, a la orden de verdaderos científicos, que por definición son personas con la mente más abierta, humanistas, con amplitud de miras, etc. ¿Cómo va alguien a interrogar a la Naturaleza sin preguntarse cómo es, a dónde va, de qué va todo? ¿Cómo va un médico a curar a los pacientes adecuadamente sin saber antropología? ¿Cómo un economista no va a saber nada de la sociedad en la que negocia? ¿Cómo va alguien a dirigir un laboratorio o una investigación sin conocer nada de ética o de estética?

Es evidente que los científicos que quieran hacer algo deben estudiar la realidad y estar atentos a todo. Es evidente también que la ciencia no agota la realidad y que debe apoyarse en las ciencias del espíritu, como las ciencias del espíritu se apoyan en las ciencias positivas.  Y esto no es una opinión, es verdad. No admite discusión. 

Pero la ideología quiere hacer una guerra donde no puede haberla, simplemente porque sin filosofía la ciencia se vuelve contra el hombre, y sin ciencia la filosofía no le sirve a nadie, queda en las nubes. 

La ideología que denuncio puede verse en sus cuatro dimensiones:

1. Imponer por medio de las grandes productoras y editoriales unas verdades supuestamente científicas que se alejan mucho de la realidad de la ciencia actual (en especial en los orígenes)
2. Obligar a todos a tener una idea relativista en la metafísica, por un lado, y -por otro- en lo relativo a la filosofía práctica. 
3. Imponer una dictadura irracional sobre ciertos conceptos e ideas que funcionan como tabúes y han sido descritos eufemísticamente como lo "políticamente correcto", tales como las cuestiones de género, las cuestiones democráticas o el laicismo. 
4. Aceptar la espiritualidad exótica o exógena, por muy deficiente que sean, antes que la religión revelada, racional y liberadora de Occidente, de manera que lo religioso se equipara a las demencias de la Nueva Era y de la espiritualidad falsa.


Con estas cuatro dimensiones del fenómeno, todas prácticas, sin posibilidad de reflexión, el Mercado y el Estado se apoderan de nosotros y nos quedamos sin posibilidad de liberación. 

Frente a esta dictadura nos queda la filosofía, la religión y el arte. 

martes, 3 de diciembre de 2013

Los trapos sucios



Un consejo de refranero, es decir, sanchopancesco, un consejo popular: "los trapos sucios se lavan en casa". Bien, vale, querido Sancho, en casa. Pero ¿y si de lo que se trata es de un asunto público, de una entidad pública, de un grupo que tiene una proyección y una responsabilidad públicas?, entonces los trapos sucios deben airearse, porque si no se hace todo se pudre y no hay quien permanezca "en casa". Además debe hacerse rápido y de manera constante para no colaborar con el mal, ayudando a que prolifere y a que el mal conviva (en concubinato) con el bien.

Hace tiempo publiqué esta entrada en el blog sobre El Sepulcro de Don Quijote, un texto de don Miguel, en el que nos daba toda una lección de ética que he pretendido, y pretendo, seguir en mi vida y que espero que me siga dando grandes disgustos en el futuro.

Aquí les copio un fragmentillo sublime:


¿Cómo? ¿Tropezáis con uno que miente?, gritarle a la cara: ¡mentira!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que roba?, gritarle: ¡ladrón!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta?, gritarles: ¡estúpidos!, y ¡adelante! ¡Adelante siempre!

¿Es que con eso —me dice uno a quien tú conoces y que ansía ser cruzado—, es que con eso se borra la mentira, ni el ladronicio, ni la tontería del mundo? ¿Quién ha dicho que no? La más miserable de todas las miserias, la más repugnante y apestosa argucia de la cobardía es esa de decir que nada se adelanta con denunciar a un ladrón porque otros seguirán robando, que nada se adelanta con decirle en su cara majadero al majadero, porque no por eso la majadería disminuiría en el mundo. 
Sí, hay que repetirlo una y mil veces: con que una vez, una sola vez, acabases del todo y para siempre con un solo embustero habríase acabado el embuste de una vez para siempre. 
¡En marcha, pues! Y echa del sagrado escuadrón a todos los que empiecen a estudiar el paso...
Realmente no es una forma muy rentable de vivir, porque el que roba, cuando le llamas ladrón, no te da ni el 3% de lo robado. Si tu jefe es un mentiroso, y se lo dices, ya no te da cargo alguno y no podrás ser ni concejal; y el empleado traidor al que le comentas que su comportamiento es desleal, se armará de razones y te hará la vida imposible para justificar su conducta. 

Es la vida. Estamos en una época en la que todos se tapan las vergüenzas y a nadie se le permite afear la conducta del otro. Una época en la que se pretende que lo inmoral esté el mismo nivel que lo moral, y en la que se encuentran razones para cualquier mentira, deslealtad o traición. Uno de los males de este mundo-que-nos-ha-tocado-vivir es precisamente que nos callamos cuando debemos hablar y hablamos demasiado cuando debemos permanecer callados. 

Y la excusa, la maldita excusa que se esgrime para no airear a los cuatro vientos que tal persona, tal directiva, tal grupo es corrupto, mentiroso o negligente es -precisamente- que haces con ello daño a la institución que representan ¿pero no se hace más daño al dejar que permanezcan sin ser señalados el ladrón, el mentiroso o el negligente? ¿No es el mal que padecemos por todos los partidos, sindicatos e instituciones del Estado? Porque no nos quepa duda de que la corrupción empezará a eliminarse el día en el que al encender La Tele veamos a un político, sindicalista, juez o rey denunciando públicamente a un compañero, a toda una trama de su partido o sindicato o a su propia hija. 

Así que si quiere usted mantener limpia su casa, saque los trapos sucios a la calle y evite que se llene su casa de corrupción. A no ser que entienda que es bueno tapar para no hacer daño, pero entonces, exija su parte.

Así que... consejo gratis de vuelta: los trapos sucios caseros, en casa. Pero las inmoralidades de los dirigentes públicos se deben dirimir públicamente.

martes, 12 de noviembre de 2013

Little Red Riding Hood / Caperucita Roja /Little Red Cap / Le Petit Chaperon rouge


Once upon a time there lived in a certain village a little country girl, the prettiest creature who was ever seen. Her mother was excessively fond of her; and her grandmother doted on her still more. This good woman had a little red riding hood made for her. It suited the girl so extremely well that everybody called her Little Red Riding Hood.

One day her mother, having made some cakes, said to her, "Go, my dear, and see how your grandmother is doing, for I hear she has been very ill. Take her a cake, and this little pot of butter."

Little Red Riding Hood set out immediately to go to her grandmother, who lived in another village.

As she was going through the wood, she met with a wolf, who had a very great mind to eat her up, but he dared not, because of some woodcutters working nearby in the forest. He asked her where she was going. The poor child, who did not know that it was dangerous to stay and talk to a wolf, said to him, "I am going to see my grandmother and carry her a cake and a little pot of butter from my mother."

"Does she live far off?" said the wolf

"Oh I say," answered Little Red Riding Hood; "it is beyond that mill you see there, at the first house in the village."

"Well," said the wolf, "and I'll go and see her too. I'll go this way and go you that, and we shall see who will be there first."

The wolf ran as fast as he could, taking the shortest path, and the little girl took a roundabout way, entertaining herself by gathering nuts, running after butterflies, and gathering bouquets of little flowers. It was not long before the wolf arrived at the old woman's house. He knocked at the door: tap, tap.

"Who's there?"

"Your grandchild, Little Red Riding Hood," replied the wolf, counterfeiting her voice; "who has brought you a cake and a little pot of butter sent you by mother."

The good grandmother, who was in bed, because she was somewhat ill, cried out, "Pull the bobbin, and the latch will go up."

The wolf pulled the bobbin, and the door opened, and then he immediately fell upon the good woman and ate her up in a moment, for it been more than three days since he had eaten. He then shut the door and got into the grandmother's bed, expecting Little Red Riding Hood, who came some time afterwards and knocked at the door: tap, tap.

"Who's there?"

Little Red Riding Hood, hearing the big voice of the wolf, was at first afraid; but believing her grandmother had a cold and was hoarse, answered, "It is your grandchild Little Red Riding Hood, who has brought you a cake and a little pot of butter mother sends you."
The wolf cried out to her, softening his voice as much as he could, "Pull the bobbin, and the latch will go up."

Little Red Riding Hood pulled the bobbin, and the door opened.

The wolf, seeing her come in, said to her, hiding himself under the bedclothes, "Put the cake and the little pot of butter upon the stool, and come get into bed with me."

Little Red Riding Hood took off her clothes and got into bed. She was greatly amazed to see how her grandmother looked in her nightclothes, and said to her, "Grandmother, what big arms you have!"

"All the better to hug you with, my dear."

"Grandmother, what big legs you have!"

"All the better to run with, my child."

"Grandmother, what big ears you have!"

"All the better to hear with, my child."

"Grandmother, what big eyes you have!"

"All the better to see with, my child."

"Grandmother, what big teeth you have got!"

"All the better to eat you up with."

And, saying these words, this wicked wolf fell upon Little Red Riding Hood, and ate her all up.

Moral: Children, especially attractive, well bred young ladies, should never talk to strangers, for if they should do so, they may well provide dinner for a wolf. I say "wolf," but there are various kinds of wolves. There are also those who are charming, quiet, polite, unassuming, complacent, and sweet, who pursue young women at home and in the streets. And unfortunately, it is these gentle wolves who are the most dangerous ones of all.


Esta es una de las primeras traducciones de Perrault, sacada de: Andrew Lang, The Blue Fairy Book, 5th edition (London: Longmans, Green, and Company, 1891), pp. 51-53 

En el original francés viene a decir:

Le Petit Chaperon rouge

Il était une fois une petite fille de Village, la plus jolie qu’on eût su voir ; sa mère en était folle, et sa mère-grand plus folle encore. Cette bonne femme lui fit faire un petit chaperon rouge, qui lui seyait si bien, que partout on l’appelait le Petit Chaperon rouge.

Un jour, sa mère, ayant cuit et fait des galettes, lui dit : Va voir comme se porte ta mère-grand, car on m’a dit qu’elle était malade. Porte-lui une galette et ce petit pot de beurre. Le Petit Chaperon rouge partit aussitôt pour aller chez sa mère-grand, qui demeurait dans un autre Village. En passant dans un bois elle rencontra compère le Loup, qui eut bien envie de la manger ; mais il n’osa, à cause de quelques Bûcherons qui étaient dans la Forêt. Il lui demanda où elle allait ; la pauvre enfant, qui ne savait pas qu’il est dangereux de s’arrêter à écouter un Loup, lui dit : Je vais voir ma Mère-grand, et lui porter une galette, avec un petit pot de beurre, que ma Mère lui envoie. Demeure-t-elle bien loin ? lui dit le Loup.

Oh ! oui, dit le Petit Chaperon rouge, c’est par-delà le moulin que vous voyez tout là-bas, à la première maison du Village. Eh bien, dit le Loup, je veux l’aller voir aussi ; je m’y en vais par ce chemin-ci, et toi par ce chemin-là, et nous verrons qui plus tôt y sera. Le loup se mit à courir de toute sa force par le chemin qui était le plus court, et la petite fille s’en alla par le chemin le plus long, s’amusant à cueillir des noisettes, à courir après des papillons, et à faire des bouquets des petites fleurs qu’elle rencontrait.

Le loup ne fut pas longtemps à arriver à la maison de la Mère-grand ; il heurte : Toc, toc. Qui est là ? C’est votre fille le Petit Chaperon rouge (dit le Loup, en contrefaisant sa voix) qui vous apporte une galette et un petit pot de beurre que ma Mère vous envoie. La bonne Mère-grand, qui était dans son lit à cause qu’elle se trouvait un peu mal, lui cria : Tire la chevillette, la bobinette cherra. Le Loup tira la chevillette et la porte s’ouvrit. Il se jeta sur la bonne femme, et la dévora en moins de rien ; car il y avait plus de trois jours qu’il n’avait mangé. Ensuite il ferma la porte, et s’alla coucher dans le lit de la Mère-grand, en attendant le Petit Chaperon rouge, qui quelque temps après vint heurter à la porte. Toc, toc.

Qui est là ? Le Petit Chaperon rouge, qui entendit la grosse voix du Loup eut peur d’abord, mais croyant que sa Mère-grand était enrhumée, répondit : C’est votre fille le Petit Chaperon rouge, qui vous apporte une galette et un petit pot de beurre que ma Mère vous envoie. Le Loup lui cria en adoucissant un peu sa voix : Tire la chevillette, la bobinette cherra. Le Petit Chaperon rouge tira la chevillette, et la porte s’ouvrit.

Le Loup, la voyant entrer, lui dit en se cachant dans le lit sous la couverture : Mets la galette et le petit pot de beurre sur la huche, et viens te coucher avec moi. Le Petit Chaperon rouge se déshabille, et va se mettre dans le lit, où elle fut bien étonnée de voir comment sa Mère-grand était faite en son déshabillé. Elle lui dit : Ma mère-grand, que vous avez de grands bras ? C’est pour mieux t’embrasser, ma fille.

Ma mère-grand, que vous avez de grandes jambes ? C’est pour mieux courir, mon enfant. Ma mère-grand, que vous avez de grandes oreilles ? C’est pour mieux écouter, mon enfant. Ma mère-grand, que vous avez de grands yeux ? C’est pour mieux voir, mon enfant. Ma mère-grand, que vous avez de grandes dents. C’est pour te manger. Et en disant ces mots, ce méchant Loup se jeta sur le Petit Chaperon rouge, et la mangea.

MORALITÉ

On voit ici que de jeunes enfants,
Surtout de jeunes filles
Belles, bien faites, et gentilles,
Font très mal d’écouter toute sorte de gens,
Et que ce n’est pas chose étrange,
S’il en est tant que le Loup mange.
Je dis le Loup, car tous les Loups
Ne sont pas de la même sorte ;
Il en est d’une humeur accorte,
Sans bruit, sans fiel et sans courroux,
Qui privés, complaisants et doux,
Suivent les jeunes Demoiselles
Jusque dans les maisons, jusque dans les ruelles ;
Mais hélas ! qui ne sait que ces Loups doucereux,
De tous les Loups sont les plus dangereux.




Lo que quiere decir, más o menos (traduzco del inglés, no del francés):

Había una vez una niña pequeña, que vivía en una pequeña aldea de un pequeño país, era sin duda la más bonita criatura que jamás fue vista. Su madre estaba superencariñada con ella, y su abuela la quería aún más. 

Un día, esta buena mujer le hizo a su nieta una caperucita roja con capa. Y como le sentaba tan bien y estaba tan guapa con ella todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día su madre, después de haber hecho unos bollos al horno, le dijo: "Ve, hija mía, a ver cómo está tu abuela, que me han dicho que está muy enferma, y de paso llévale este bollo y este tarrito de mantequilla."

Caperucita Roja se levantó al momento para ir a ver a su abuela, que vivía en otro pueblo.
Pero a poco que se adentró en el bosque, se encontró con un lobo, que tenía unas ganas enormes de comérsela, aunque en ese momento no se atrevió porque  había unos leñadores que trabajaban cerca. Entonces le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso quedarse y hablar con un lobo, le dijo: "Voy a ver a mi abuela y a llevarle este bollo y esta tarrito de mantequilla que me ha dado mi madre."

"¿Vive muy lejos?" dijo el lobo

"Oh, no -respondió Caperucita Roja- está más allá del molino que ves allí, en la primera casa en el pueblo."

"Bueno", dijo el lobo, "yo voy a ir también. Voy a ir por este camino, veremos quién llega antes."

El lobo corrió tan rápido como pudo, y por el camino más corto. Mientras la niña se entretenía recogiendo nueces y flores, y persiguiendo mariposas. 

Como era de esperar, el lobo llegó antes a la casa de la anciana y llamó a la puerta: toc, toc.

"¿Quién anda ahí?"

"Tu nieta, Caperucita Roja," contestó el lobo, con voz de falsete, "Te he traído un bollo y un tarrito de mantequilla de mi madre."

La buena abuela, que estaba en la cama, porque estaba un poco enferma, exclamó: "Entra, está abierta."

El lobo abrió la puerta, e inmediatamente cayó sobre la buena mujer y se la comió de un bocado, porque llevaba más de tres días sin comer. Luego cerró la puerta y se metió en la cama de la abuela, a la espera de Caperucita Roja, que llegó más tarde y llamó a la puerta: toc, toc.

"¿Quién anda ahí?"

Caperucita roja, al oir la voz ronca del lobo sintió miedo, pero pensó que su abuela tenía un resfriado y estaba ronca, respondió: "Soy tu nieta Caperucita Roja, que te he traído un bollo y un tarrito de mantequila de parte de mi madre."

El lobo, suavizando la voz tanto como pudo, dijo: "Entra, está abierto"

Caperucita Roja abrió la puerta, y el lobo, al verla entrar, le dijo, ocultándose debajo de las sábanas, "Pon el bollo y el tarrito de mantequilla en el taburete, y ven a la cama conmigo."

Caperucita Roja se desnudó y se metió en la cama. Se sorprendió al ver cómo su abuela se embozaba en su ropa de cama, y le dijo: "Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!"

"Son para abrazarte con cariño mejor".

"Abuela, ¡qué piernas tan grandes tienes!"

"Son para correr mejor, hija mía."

"Abuela, ¡qué orejas tan grandes tienes!"

"Son para escucharte mejor, mi niña."

"Abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!"

"Son para verte mejor, hija mía."

"Abuela, ¡qué dientes tan grandes tienes!"

"¡Son para comerte mejor!"

Y diciendo estas palabras, el malvado lobo cayó sobre Caperucita Roja, y se la comió toda.

Moraleja: Las niñas guapas y bien educadas nunca deben hablar con extraños, ya que si lo hacen bien puede ser la cena de un lobo. Digo "lobo", pero hay varios tipos de lobos. También están aquellos que son encantadores, tranquilos, amables, complacientes y sin pretensiones, y dulces, que persiguen a las mujeres jóvenes en el hogar y en las calles. Y, por desgracia, son estos lobos suaves que son los más peligrosos de todos. 

La versión de los hermanos Grimm (Kinder  und Hausmärchen, 1st ed. (Berlin, 1812), v. 1, no. 26. Translated by D. L. Ashliman) es más o menos... aunque en ella aparece el cazador y el final feliz, pero en esencia es lo mismo:



Once upon a time there was a sweet little girl. Everyone who saw her liked her, but most of all her grandmother, who did not know what to give the child next. Once she gave her a little cap made of red velvet. Because it suited her so well, and she wanted to wear it all the time, she came to be known as Little Red Cap. 

One day her mother said to her, "Come Little Red Cap. Here is a piece of cake and a bottle of wine. Take them to your grandmother. She is sick and weak, and they will do her well. Mind your manners and give her my greetings. Behave yourself on the way, and do not leave the path, or you might fall down and break the glass, and then there will be nothing for your sick grandmother." 

Little Red Cap promised to obey her mother. The grandmother lived out in the woods, a half hour from the village. When Little Red Cap entered the woods a wolf came up to her. She did not know what a wicked animal he was, and was not afraid of him. 

"Good day to you, Little Red Cap." 

"Thank you, wolf." 

"Where are you going so early, Little Red Cap?" 

"To grandmother's." 

"And what are you carrying under your apron?" 

"Grandmother is sick and weak, and I am taking her some cake and wine. We baked yesterday, and they should give her strength." 

"Little Red Cap, just where does your grandmother live?" 

"Her house is a good quarter hour from here in the woods, under the three large oak trees. There's a hedge of hazel bushes there. You must know the place," said Little Red Cap. 
The wolf thought to himself, "Now there is a tasty bite for me. Just how are you going to catch her?" Then he said, "Listen, Little Red Cap, haven't you seen the beautiful flowers that are blossoming in the woods? Why don't you go and take a look? And I don't believe you can hear how beautifully the birds are singing. You are walking along as though you were on your way to school in the village. It is very beautiful in the woods." 

Little Red Cap opened her eyes and saw the sunlight breaking through the trees and how the ground was covered with beautiful flowers. She thought, "If a take a bouquet to grandmother, she will be very pleased. Anyway, it is still early, and I'll be home on time." And she ran off into the woods looking for flowers. Each time she picked one she thought that she could see an even more beautiful one a little way off, and she ran after it, going further and further into the woods. But the wolf ran straight to the grandmother's house and knocked on the door. 

"Who's there?" 

"Little Red Cap. I'm bringing you some cake and wine. Open the door for me." 

"Just press the latch," called out the grandmother. "I'm too weak to get up." 

The wolf pressed the latch, and the door opened. He stepped inside, went straight to the grandmother's bed, and ate her up. Then he took her clothes, put them on, and put her cap on his head. He got into her bed and pulled the curtains shut. 

Little Red Cap had run after flowers, and did not continue on her way to grandmother's until she had gathered all that she could carry. When she arrived, she found, to her surprise, that the door was open. She walked into the parlor, and everything looked so strange that she thought, "Oh, my God, why am I so afraid? I usually like it at grandmother's." Then she went to the bed and pulled back the curtains. Grandmother was lying there with her cap pulled down over her face and looking very strange. 

"Oh, grandmother, what big ears you have!" 

"All the better to hear you with." 

"Oh, grandmother, what big eyes you have!" 

"All the better to see you with." 

"Oh, grandmother, what big hands you have!" 

"All the better to grab you with!" 

"Oh, grandmother, what a horribly big mouth you have!" 

"All the better to eat you with!" And with that he jumped out of bed, jumped on top of poor Little Red Cap, and ate her up. As soon as the wolf had finished this tasty bite, he climbed back into bed, fell asleep, and began to snore very loudly. 

A huntsman was just passing by. He thought it strange that the old woman was snoring so loudly, so he decided to take a look. He stepped inside, and in the bed there lay the wolf that he had been hunting for such a long time. "He has eaten the grandmother, but perhaps she still can be saved. I won't shoot him," thought the huntsman. So he took a pair of scissors and cut open his belly. 

He had cut only a few strokes when he saw the red cap shining through. He cut a little more, and the girl jumped out and cried, "Oh, I was so frightened! It was so dark inside the wolf's body!" 

And then the grandmother came out alive as well. Then Little Red Cap fetched some large heavy stones. They filled the wolf's body with them, and when he woke up and tried to run away, the stones were so heavy that he fell down dead. 

The three of them were happy. The huntsman took the wolf's pelt. The grandmother ate the cake and drank the wine that Little Red Cap had brought. And Little Red Cap thought to herself, "As long as I live, I will never leave the path and run off into the woods by myself if mother tells me not to." 

They also tell how Little Red Cap was taking some baked things to her grandmother another time, when another wolf spoke to her and wanted her to leave the path. But Little Red Cap took care and went straight to grandmother's. She told her that she had seen the wolf, and that he had wished her a good day, but had stared at her in a wicked manner. "If we hadn't been on a public road, he would have eaten me up," she said. 

"Come," said the grandmother. "Let's lock the door, so he can't get in." 

Soon afterward the wolf knocked on the door and called out, "Open up, grandmother. It's Little Red Cap, and I'm bringing you some baked things." 

They remained silent, and did not open the door. The wicked one walked around the house several times, and finally jumped onto the roof. He wanted to wait until Little Red Cap went home that evening, then follow her and eat her up in the darkness. But the grandmother saw what he was up to. There was a large stone trough in front of the house. 

"Fetch a bucket, Little Red Cap," she said. "Yesterday I cooked some sausage. Carry the water that I boiled them with to the trough." Little Red Cap carried water until the large, large trough was clear full. The smell of sausage arose into the wolf's nose. He sniffed and looked down, stretching his neck so long that he could no longer hold himself, and he began to slide. He slid off the roof, fell into the trough, and drowned. And Little Red Cap returned home happily and safely.