martes, 20 de enero de 2015

¿Qué significa "el respeto por la persona"?


Me llegó hace un tiempo un plan estratégico en el que se leía -entre otras cosas- que la una empresa buscaba "un entorno que fomente la excelenciael liderazgoel respeto por la personala transparenciala meritocracia, la objetividad, la responsabilidad, la innovación y el impacto en la sociedad". Muy interesante, pensé, pero ¿alguien entiende esto? Es mi intención desgranarlo poco a poco, en varias entregas, para mis lectores que cucean por este blog. 

Vamos hoy a trabajar uno de esos conceptos altisonantes que todo el mundo repite: "El respeto por la persona". 

Respeto a la persona, en un entorno laboral significa ni más ni menos que tenemos en cuenta a la persona completa a la hora de tomar decisiones que le afectan. Esto es de tal generalidad que cualquiera puede afirmarlo, incluso quien no manifiesta con sus hechos ni un mínimo respeto por las personas que le rodean.  

Vamos a lo concreto. Cuando decimos trabajador, ciudadano, profesor, etc. nos referimos al ser humano concreto que hace algo; pues bien, persona hace referencia al ser humano en cuanto que hace todo, es decir en cuanto ser que se relaciona y ahora es trabajador y a la vez es padre, madre, campista, feligrés, votante, cliente, etc. En todos los ámbitos es todo, es una unidad. Y esto es solo aplicable a nosotros, las personas humanas. 

Para la tradición filosófica es persona el que tiene (o es) sustancia espiritual de naturaleza racional, como parece que dijo Boecio y repiten, sin saber muy bien lo que dicen, algunos profesores de filosofía, y que viene a ser algo así como que es persona quien posee algo que individualiza y que humaniza...  Claro que esto así tampoco dice mucho. Vayamos pues al padre del (verdadero) personalismo, que la define así:

“Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia en su ser; mantiene esa subsistencia e independencia mediante su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla por añadidura, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación” (E. Mounier: Manifiesto al servicio del Personalismo)
Ordenado y resumido: 

Persona es un ser espiritual con las siguientes características: 
       1. Subsistente e independiente
       2. Se adhiere a una jerarquía de valores
       3. Se compromete responsablemente 
       4. Está en una constante conversión
       5. Unifica toda su actividad en la libertad 
       6. Desarrolla creativamente su vocación

Esto quiere decir que una persona es un ser excepcional:

1. No es reductible al trabajo que realiza, es mucho más. Por eso no se le puede juzgar o valorar por lo que hace, sino por lo que es (*).  
2. Es independiente y subsistente. Absoluto-relativo, que decía Zubiri. Nos necesita y a la vez necesita aire. Por eso hay que respetar su libertad de acción. No hay que estar encima de él, en un clima adecuado las personas hacen bien. Si mandas: genera el clima. Dales lo que necesitan para trabajar. Confía en ellos. 
3. Las personas son responsables, así, en general. Cumplen cuando se sienten bien tratadas, tienen los medios para lograrlo y se sienten remuneradas adecuadamente. Los esclavos necesitan látigo, las personas cuidado. El exceso de control hace quebrar cualquier empresa.
4. Las personas se adhieren libremente a escalas de valores, selecciona quienes ya están alienados con tu escala de valores, la de tu empresa, claro. Genera cauces para que se adhieran. No puedes permitir, en aras de la libertad de conciencia, que las personas vivan vidas con valores contrarios a la institución, ya que la persona "unifica toda su actividad en la libertad". No puede ser católico de ocho a tres y por la tarde un crápula (por aquello del respeto a la vida privada). Ni un ladrón fuera del trabajo y un honrado trabajador dentro. La persona es coherente. Aunque para los liberales lo que pasa en cada casa no tiene importancia, la tiene. Siempre la tiene.
5. Las personas están en constante conversión, es decir, nunca están acabadas. Ni cuando llegan a un puesto determinado ni cuando deciden no subir más por el escalafón. Ni cuando se les aparta. Siempre están en desarrollo y tienes la obligación de hacer que eso sea posible. 
6. Es la persona un ser tal que se desarrolla constantemente en su vocación. Si no, se muere, se deprime. Se va. Y por ello tienes que ofrecerle siempre un espacio de desarrollo. Por eso has de respetar su trabajo y dejar y favorecer su crecimiento. Las normas, las prioridades deben ser estables. El desarrollo no se improvisa.


¿Sencillo no? Consiste en ser tratados como nos gustaría que nos tratasen. Es decir, siendo condescendientes y magnánimos. Dirigir consiste en ayudar al otro, en vigilar que pueda hacer su trabajo. No consiste en sacar lo máximo de cada uno.  Eso es usarlas. 

Usar a las personas es justamente lo contrario. Hablar de despedir a "temporales", a los de "baja cualificación", a los que "sobran" en un departamento es contrario a la misión de tratar a las personas como tales (**). 

No se puede llevar una empresa con la idea del descarte (en español de Argentina viene a ser algo así como desechable, de usar y tirar).

Y eso que no he hablado de dignidad. Vale.




(*) ¿Entonces tengo que tragarme al patán que nada sabe hacer? ¿Tengo que aguantar al vago? ¿Al menos inteligente? Realmente sí. Piensa que si no, si buscásemos la perfección tendríamos que despedirte. Todo el mundo falla por algún sitio. Todo el mundo es excelente en algo. La verdadera política cristiana de recursos humanos consiste en saber colocar a cada cual en su sitio. Saber sacar lo mejor de cada uno. Para despedir al que (crees que) no vale, vale cualquiera, es decir, si planteas despedir a los que (crees que ) no valen, eres tú el que sobra, el que no sabe hacer su trabajo de guiar personas.
(**) ¿Y si mandan los números, es decir, si es necesario reajustar plantillas para que el barco siga a flote? Entonces hay que explicar las cosas detenidamente, a los afectados (no a todos los demás). Recuerde lo que no hay que hacer: meter miedo. Hay que ser humano hasta para despedir. 

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