Platón (427 a.C.-347 a.C.)

“Más de dos mil años han pasado desde el día en que Platón, ocupaba el centro del mundo espiritual de Grecia y en que todas las miradas convergían hacia su academia, y aún hoy sigue determinándose el carácter de una filosofía, cualquiera que ella sea, por la relación que guarda con aquél filósofo”
W. Jaeger

Platón

1. Vida y obra

Nace en Atenas el año 427 y muere a los 80 años, en 347.
Inicialmente se iba a dedicar a la política, pero la muerte de Sócrates le lleva a la filosofía.
Mantuvo interés por la política toda su vida, e intentó que su utopía fuese llevada a la práctica por el tirano Dionisio de Siracusa, no lo consiguió
En el 387 funda en una finca cercana a la ciudad la Academia, escuela que recibe su nombre del héroe Academo que perdurará hasta que Justiniano la cerrase en el 529 d.C.
Su mejor discípulo de la Academia fue Aristóteles.
Su pensamiento no es el de Sócrates, de él sólo extrae el método y su preocupación por la ética. La gran aportación de Platón es el descubrimiento de las ideas.

2. La Idea

La idea es un descubrimiento que parte de la realidad, de la percepción.
Con Parménides y Heráclito la filosofía griega se enfrenta con el problema del ser y el no ser.
-Parménides: “lo que es, es”, por lo tanto hay que buscar el ser de las cosas, el ser que no cambia. El ser es uno, inmóvil y eterno.
-Heráclito: “todo fluye”, por tanto no podemos encontrar ese ser, porque está en continuo movimiento. Las cosas son múltiples, variables y perecederas.
Platón da un paso hacia adelante tan nuevo y tan genial, que lo arrastra a él mismo y que hará depender de él toda su doctrina: descubre nada menos que la idea.
La idea le lleva a pensar el mundo de manera dualista

2.1. El camino hacia la idea

Primero: las cosas, propiamente, no son: ni el blanco de la nieve es blanco del todo, ni el de la hoja, ni nada de lo que vemos podemos decir que es totalmente lo que es. El mundo de las cosas es siempre “casi”, nunca es del todo (nada es tan blanco como para llamarlo blanco en sentido estricto).
En este mundo no hay círculos, hay “casi círculos”. Además las cosas no están desde siempre, siempre se destruyen. Aunque encontrásemos un trozo de mundo blanco perfecto, dejaría de serlo en poco tiempo y podríamos pensar que antes no era del todo blanco.
En definitiva este es un “casi mundo”.

Segundo: Como las cosas son “casi” debe haber algo que sea del todo, absoluto. De hecho yo sé lo que es el blanco, el círculo y el caballo porque las cosas blancas y las circulares me remiten a la blancura y a la circularidad perfectas.

Lo verdaderamente blanco es la idea, el ser verdadero.

Tercero: Sócrates había buscado las definiciones de las cosas, Parménides quería saber qué era el ser…. Platón siguiendo a los dos, quiere definir para descubrir las esencias de las cosas, y esto supone un problema, porque, como hemos dicho, casi predicamos unas casi propiedades de unas casi cosas. Es decir, nuestro conocimiento del fenómeno no nos permite hacer ciencia ni hablar con rigor.

Platón busca el mundo absoluto que nos hace hablar del color blanco, el caballo absoluto y dar cuenta desde él de los caballos aproximados que galopan en el mundo. Platón apela del mundo de las cosas, que no permiten predicaciones rigurosas, al mundo en que éstas se dan, a lo que llama el mundo de las ideas. Pero, ¿qué se entiende por ideas?

¿Qué son las ideas?

La palabra «idea» o «eidos» (ιδέα, ειδος) quiere decir figura, aspecto, forma en la que aparecen las cosas, lo  se ve.
Aristóteles lo utiliza como morphé, y por otra parte equivale en él a especie (en latín, species es de la misma raíz que el verbo spicio, ver o mirar). En resumen “idea es lo que veo cuando veo algo”.
Cuando veo una mesa la mesa la veo como mesa porque sé lo que es. Sin nunca hubiese visto una buscaría en mis ideas a cuál se parece.
Por eso Platón dice que el ser verdadero es la idea porque cuando vemos algo indeterminado es que no le hemos puesto una idea, y por lo tanto no es nada propiamente dicho.

Las ideas tienen los predicados del ente: son unas, inmutables, eternas; no tienen mezcla de no ser; no están sujetas al movimiento ni a la corrupción; son en absoluto y sin restricciones.

2.2. Tres dualismos

2.2.1   Metafísico (la realidad se divide en dos mundos):

- El mundo de las Ideas. Mundo inteligible (que se puede entender), real (no debe su realidad a nada), inmaterial, universal, eterno, perfecto…
Es el mundo de los arquetipos, de las formas que generan el mundo de aquí
- El mundo de los fenómenos. Mundo sensible, material, mudable e imperfecto.
Toma su realidad del mundo de las ideas.

2.2.2   Dualismo Antropológico

El hombre es compuesto del mundo real y el fenoménico, su alma cayó en este mundo (Fedro). Tenemos una parte que se parece al mundo de las ideas (alma) y otra que es fenoménica (cuerpo). Por eso vemos cuerpos pero reconocemos personas

2.2.3   Dualismo epistemológico

El conocimiento puede dividirse también en dos: conocimiento de fenómenos y sombras (la ciencia, la sofística) que se basa en el conocimiento de las cosas de este mundo y el conocimiento de las ideas (que es el conocimiento de las matemáticas, la filosofía, la lógica). Todo conocimiento de las cosas no materiales está en la parte alta de la línea.
En el Menón se busca el método socrático (la mayéutica) para que se dé conocimiento: preguntando e indagando en la visión intelectual se llega al conocimiento, que no es más que indagar en el alma, de ahí la máxima: “conócete a ti mismo”, como exhortación a todo conocimiento.

2.2.4   ¿Por qué plantea Platón el dualismo?

Por tres motivos:
  1. Platón mira al cielo y no ve caos, sino orden, mira el mundo biológico y no ve caos, sino orden. Evidentemente no hay nada ordenado sin algo que ordene, una pauta, un patrón, una ley. Como aquí no vemos nada con capacidad de ordenar todo debe haber algo detrás del mundo que vemos que lo ordene. Platón era un gran matemático y veía a diario el mundo matemático donde la exactitud, el orden y la armonía se dan sin necesidad de materia.
  2. Si todo fuese cambio y no hubiese nada inmutable no podríamos hacer ciencia (Heráclito, de nuevo).
  3. Si no hubiese un Bien distinto de los bienes particulares estaríamos en pleno relativismo moral, y si hubiese relativismo moral no habría forma de vivir en paz ni de edificar una república que se organizase correctamente. Si cada hombre es el máximo juez sobre lo bueno y lo malo, la moral sería una ciencia imposible.

2.2.5   Dos mitos que lo explican:

2.2.5.1 El mito del Fedro

…el alma en su situación originaria puede compararse a un carro tirado por dos caballos alados, uno dócil y otro díscolo (los instintos sensuales y las pasiones), dirigido por un auriga (la razón) que se esfuerza por conducirlo bien.
Este carro, en un lugar supraceleste, circula por el mundo de las ideas, que el alma contempla así, pero no sin dificultad. Las dificultades para guiar el tiro de los dos caballos hacen que el alma caiga: los caballos pierden las alas, y el alma queda encarnada en un cuerpo.
Si el alma ha visto, aunque sea muy poco, las ideas, ese cuerpo será humano y no animal; según que las haya contemplado más o menos, las almas están en una jerarquía de nueve grados, que va del filósofo al tirano.
[Esto explica la diferencia de comportamientos en una clase de filosofía].
Conocer es recordar, por ello hay que mirar las cosas, estar entre las cosas, para generar el recuerdo. Lo más parecido a la ciencia en Platón sería una rueda de reconocimiento, donde un ciudadano que ha visto de mala manera y traumáticamente a un delincuente, al ver la fotografía lo recuerda.
Las cosas son como sombras (fotos, imágenes, signos) de las ideas.
Es el eros platónico: el amor, partiendo de la contemplación de las cosas bellas, de los cuerpos bellos, las esculturas de Fidias y las formas bellas de la matemática, termina por hacernos recordar la idea misma de la belleza y nos introduce en el mundo ideal. Y todo lo trascendental (el Uno, la Verdad, la idea de Bien se recuerda al ver las cosas adecuadamente).

2.2.5.2  El mito de la caverna

Está en el libro VI de la República, aquí explica los dos mundos y la posibilidad para alcanzar el mundo de las ideas:
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
Está claro que en esta situación pensarían que la realidad es “su” realidad, que las sombras son la realidad, que las sombras hablan y se mueven por sí solas…
Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera de alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra?
Y si se lo llevaran de allí a la fuerza, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?

Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
Si después de ver la verdadera realidad, las ideas, el esclavo liberado querría, como es lógico liberar a sus compañeros, pero ¿qué pasaría? ¿qué pasa cuando a un necio se le intenta mostrar su necedad?
Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
Y concluye Platón, con esta explicación del mito:
…hay que comparar
1. la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión
2. y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol
3. la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, con la ascensión del alma hasta la región inteligible
En definitiva:
En el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.

2.3     Antropología. Ética y política.

El alma tiene primacía en el dualismo, es la verdadera realidad del hombre, el cuerpo no es más que falsedad y reflejo.
El alma debe imponerse sobre el cuerpo, de forma que logre que el hombre actúe de acuerdo a su verdadera naturaleza. El cuerpo es menos importante que el alma pero es importante como medio, instrumento, para llegar a su verdadera patria.
El alma tiene tres funciones, o tres partes, o son tres almas, importa poco, porque lo que vemos son las tres funciones:
inteligible: necesaria para el conocimiento racional: dos virtudes: prudencia o sabiduría
irascible:, sirve para el valor, para la indignación (viene de ira) La virtud es la fortaleza y
concupiscible; sirve para dar gusto al cuerpo, tiene que ver con el placer, y es la parte que predomina en el vulgo. La virtud propia de éstos es la templanza

2.4     Ética y Política

La única clase social de verdad, es decir, natural, es la que viene del alma: hay personas en las que predomina lo intelectivo y deben gobernar. Éstos se deben apoyar en los que domina el alma irascible y por último deben ser gobernados los que tienen una naturaleza concupiscible, porque ni ellos mismos pueden gobernarse.
El alma induce a la práctica de las virtudes para convivir en la ciudad en la que todos deben ejercer la prudencia o sabiduría, la fortaleza y la templanza. La justicia armoniza las diversas acciones y virtudes para que a cada uno se le reconozca lo que es suyo en sus bienes y en sus derechos
La política y la ética en Platón están muy relacionadas. Los griegos vivían en un mundo muy social, la acción buena o mala afectaba de manera palpable a la ciudad. Hoy también afecta, pero se nota menos porque nuestra Polis tiene 7.000.000.000 de ciudadanos, la de Platón unos 7.000. Es evidente que aquí la ética y la política tienen que ir muy unidas. Puede ser una situación similar a los poblados del Oeste americano, donde la moral individual debía ser muy cuidada para evitar la destrucción total, hoy el bien y el mal se diluyen visualmente, pero realmente causan el mismo efecto.
En la República, que es una utopía dice que la ciudad debe ser regida por los filósofos, y no por los que tienen intereses distintos al bien común. Los filósofos miran al Bien, y por lo tanto no están en el mundo de la opinión
[Es una utopía porque ni los políticos pueden hacerse filósofos ni los filósofos políticos]
Hay una relación entre felicidad y justicia, el hombre es feliz cuando actúa con justicia, que consiste en actuar de acuerdo con su naturaleza
Platón le da mucha importancia a la educación como forma de liberación y de mejora de la sociedad, de manera que propone tres tipos de educación [tres currículos, dirían los pedantes pedagogos] para las tres partes de la ciudad (gobernantes, guerreros y pueblo artesano) de manera que cada uno ejerza las virtudes que le corresponden.
Filosofía de la Naturaleza
El mundo de Platón estaba dividido (¡cómo no!) en dos:
A. El mundo fenoménico, llamado mundo sublunar, o sea, este mundo que nos rodea y que está debajo de la luna, donde todo es caos y movimiento rectilíneo, que es un movimiento imperfecto, y hay generación y corrupción, nada es lo que parece, todo cambia, etc.
B.   El mundo supralunar, que es perfecto y que está compuesto de éter. El mundo supralunar tiene movimientos circulares uniformes, los planetas, seres animados (es decir, con movimiento) no pesan, ni degeneran, ni se generan, son eternos, muy parecidos a las ideas.

Los planetas están insertos en esferas de éter que los sujeta en su órbita de manera muy sutil (el movimiento no se ve como plenamente circular, pero eso es problema nuestro, porque es perfecto), las estrellas están como claveteadas en una gran esfera también de éter que gira regularmente.
En cuanto a la creación Platón no puede aceptar la creación de la nada y plantea de una manera un tanto extraña la aparición de la materia y el ordenamiento de ésta por un demiurgo. El demiurgo, o Dios ordenador del mundo, es una buena intuición de Platón. Los elementos –dice- emergen poco a poco, unos de otros, generando lo que conocemos por materia. No hay que desdeñarlo. Todo esto lo escribe en el Timeo.

En definitiva, Platón descubre todo lo que descubre mirando las cosas y maravillándose de lo perfectas y lo imperfectas que son a la vez y les da un lugar en el mundo de las ideas como queriendo salvar la belleza, la verdad y la bondad que aquí son perecederas. Merece la pena leerlo.

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